Si el entorno donde se encuentra nuestra Casa Rural en Vizcaya Merrutxu está considerado como un paraje mágico, no lo están menos ciertos pueblos cercanos a él. Este es el caso del pueblo de Ea, al cual se puede acceder en muy poco tiempo con vehículo desde nuestra Casa Rural.
Allí sus casas y callejuelas se agolpan en torno al angosto cauce del río, cruzado por pequeños puentes medievales conexionando las dos partes del pueblo. Podrás disfrutar de la Playa de Ea, de su ría y de sus rutas de senderismo… en definitiva, un lugar de paso obligado con el que te recomendamos dispongas de tiempo para disfrutarlo.
El río Ea forma una estrecha ría en su desembocadura, en la que se encuentra encajonada la localidad, con las casas alineadas en estrechas calles paralelas al río y un pequeño y antiguo puente que salva el cauce. La pequeña playa de Ea y el abrigo de pescadores quedan protegidos en el fondo de la ría, quedando sin agua durante la marea baja.
El pueblo de Ea nace en el siglo XVI como asentamiento permanente de los pescadores de las aldeas vecinas de Ereño, Bedarona y Nachitua en la ría de este mismo nombre.
La estrechez del lugar dio lugar a un estilo de construcción singular, con casas pared con pared y edificios corridos. Así surgieron las dos calles principales a ambas orillas de la ría, con sus dos iglesias. La de Santa María de Jesús que pertenecía a la anteiglesia de Bedarona (Bedaroa) y la de San Juan que lo era a la anteiglesia de Nachitua (Natxitua). Por ello, Ea posee dos iglesias parroquiales, una a cada lado del río y separadas únicamente por un puente. Es de interés visitar la Iglesia de Santa María de Jesús, renacentista y reformada en época barroca. En ella destaca su capilla lateral, erigida en honor del Cristo de Zacatecas en 1725.
En el siglo XIX el puerto de Ea superaba en pujanza y población a las dos anteiglesias a las que pertenecía. Por ello los municipios de Bedarona y Nachitua fueron fusionados en un nuevo municipio de nombre Ea. A partir de entonces, las tornas se invirtieron, y Nachitua y Bedarona pasaron a ser barrios rurales de Ea. En este mismo siglo, esta obtiene la entidad municipal propia.
En este municipio de mar se encuentra una curiosa placa que recuerda al célebre marino Martín Urtubia, de Natxitua, que participó en el primer viaje de Cristóbal Colón a América.
Una sima en las inmediaciones deja constancia de una especie de caballo antecesora de la actual, por los restos fósiles hallados con una antigüedad estimada de 500.000 años. Por entonces, durante el Pleistoceno Medio, esta oquedad debió ser una trampa mortal para los grandes vertebrados que habitaban la zona.
La caza de cetáceos en la costa vasca aparece ya documentada en los siglos X y XI. En su migración por el Atlántico, las ballenas se adentraban en el Golfo de Bizkaia a partir del otoño. Tan pronto eran avistadas desde tierra, partían las traineras para darles caza mediante grandes arpones. Una vez muertas eran remolcadas a puerto donde se les extraía su aceite y sus barbas bucales, y se les despiezaba sin dejar despojo alguno. La última captura de una ballena en la costa vasca tuvo lugar en 1901 en el puerto guipuzcoano de Orio.
La ballena franca septentrional es una de las especies de mayor tamaño de cuantas surcan el Atlántico Norte. Alcanza los dieciocho metros de envergadura y las cien toneladas de peso. Su cuerpo, y especialmente su cabeza, están cubiertos por callosidades que permiten identificar a cada individuo. Le caracteriza el doble chorro de agua a presión que emite cuando sale a la superficie. Su caza abusiva en siglos pasados redujo sus poblaciones en un 99%, llegando a desaparecer de la costa cantábrica, donde antaño tuvo presencia habitual.
Desde puertos como el de Ea, embarcaciones de diverso calado mantienen vigentes técnicas de pesca artesanales en los taludes de la plataforma continental submarina. Sus faenas requieren en algunos casos más de una jornada de navegación, mientras en otros se realizan en una noche, partiendo al crepúsculo y valiéndose de potentes focos para atraer a los bancos de peces o de cefalópodos. De las numerosas especies que integran la lista de capturas, el cabracho y la dorada figuran entre las más apreciadas.
Para los amantes de las excursiones, encuentras desde este pueblo varias opciones partiendo desde cada una de sus laderas.
Natxituko Lapatza: Desde la parte izquierda de la ría se irá subiendo por detrás de un edificio con aires de urbanización mediterránea y tras un recorrido campestre, el paseo concluye en lo alto de una cala rocosa, Natxituko Lapatza, donde en verano invita a concluirla con un baño.
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Talako Ama: Partiendo desde la otra orilla se comienza el ascenso hasta la Ermita Talako Ama, justo antes del Beletxe, una construcción de madera, sustentada por fuertes pilares que sirve para guardar las artes de la pesca. Es el edificio de Ea por excelencia, formando parte de la escudo de la ciudad. Vas ascendiendo por una senda verde por la que vas viendo el mar a tus pies, a veces el camino forma túneles vegetales, vas ascendiendo por un vía crucis hasta llegar a la ermita que mira al mar, en honor a la Virgen de la Concepción. En su interior se venera una imagen de María Inmaculada de finales del siglo XVI a la que acompañan un Cristo atado a la Columna del siglo XVIII y un San Román del XX. Antiguamente este pequeño templo, emplazado en esta atalaya natural custodiaba ofrendas de todo tipo depositadas por los marineros, en petición de amparo durante sus travesías. Al entrar y salir del puerto era tradición que todos ellos rezaran una Salve a la Virgen e hicieran sonar las bocinas de sus embarcaciones.
La Ferrería de Urtubiaga (Ola): Un pequeño viaje en el tiempo. Se trata de un magnífico complejo preindustrial, que se había ocultado al vecindario entre zarzas, en lo que es un paisaje ganado por la vegetación y por el olvido. En un agradable paseo que discurre paralelo al río Ea nos acercaremos hasta el complejo ferromolinero ‘Urtubiaga’ de origen medieval reconstruido en el s.XVIII, un ingenio que refleja el histórico esplendor de este peculiar municipio de la costa vasca. El itinerario sale del casco hacia el sur por Donibane, y tras salvar unos escalones desemboca en un sendero que en un entorno arbolado va ganando altura (hasta la cota 32m) para bajar rápidamente a la ferrería de Urtubiaga, hoy como una ruina suspendida en recuperación. El sendero continúa junto a Argiñerreka, con un tramo que atraviesa el humedal relacionado con la presa de la ferrería. Río arriba el bosque se despeja, aparecen prados, el sendero se convierte en pista y desemboca en un vial de hormigón. Pasa junto al caserío Irueta y llega hasta Oiarbe, último caserío en este valle en el que destaca su vegetación de ribera (alisos, fresnos, sauces…), los castaños y otras frondosas así como la fauna característica del hábitat del río (garza real, martín pescador, visón europeo, trucha…) Sin dusa un disfrute en un ambiente natural excelente.
Es sabido por todos que el municipio de Ea lo conforman también Natxitua y Bedarona. Por ello, es imprescindible mencionar las distintas festividades de todo el municipio: