Hace más de medio siglo que un portentoso felino de nueve metros de longitud, vigila cada día a toda la sociedad bilbaína. Y sí es un tigre. Lo remarcamos porque así como la humanidad está dividida entre los seguidores de Aristóteles y los de Platón, los bilbaínos lo estaban entre los que pensaban que era un tigre o una leona y es que desde abajo no se pueden apreciar sus atributos masculinos, lo que era debate jocoso que animaba la vida de esta ciudad.
Este tigre habita la azotea de un conocido edificio emplazado en la calle Botica Vieja en el barrio de Deusto de Bilbao, tras ser esculpido por Joaquín Lucarini en 1943.
El arquitecto vizcaíno Pedro Ispizua Susunaga diseñó este edificio en 1941 para albergar la fábrica, oficinas y exposición de la empresa Correas El Tigre. Su dueño Jesús Muñoz Mendizábal, encargó un año más tarde a Lucarini (escultor que colaboró con cierta asiduidad en la obra de Ispizua) que creará una escultura de un tigre de hormigón, escultura que llegó un año más tarde. Hemos oído que Mendizabal tras un encontronazo con la burguesía local, quiso demostrar su poderío mandándolo instalar en lo más alto del edificio.
El tigre que comenzó siendo un emblema publicitario, se ha convertido en uno de los símbolos más populares del pasado industrial de Bilbao, que asombra y gusta a todo el que lo ve, una de esas cosas de toda la vida de Bilbao que sólo tiene setenta y siete años. El edificio sobre el que se asienta ha sido rehabilitado y convertido en viviendas de lujo con una fiera en lo alto que ruge día y noche mirando hacia Indautxu.
Joaquín Lucarini nació en Fontecha (Alava) un 14 de junio de 1905 y murió en Burgos el 21 de septiembre de 1969. Hijo de Casilda Macazaga y de Ángel Lucarini Puliti, un escultor italiano, natural de Pietrasanta que llegó a Vitoria para trabajar en las obras de la Catedral Nueva de Vitoria, del cual aprendió los primeros principios de su arte.
Cuando se suspendieron las obras de la Catedral, se trasladaron a Bilbao y Joaquín se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de Achuri. También mediante una beca de la Diputación de Álava estudió en Italia y París.
Fue un gran artista de la que gran parte de su obra se realizó para la ciudad de Bilbao, donde residió la mayor parte de su vida. Su primera exposición la realizó en 1927 en el Ateneo de Bilbao. Entre otras obras, completó el conjunto escultórico sobre el Cid del puente de San Pablo de Burgos, con ocho esculturas de tres metros de altura cada una con diferentes figuras relacionadas con el Cid. También la elegante niña lectora que está en la Alameda del Conde de Arteche, junto al parque de Doña Casilda. Los relieves del Club Deportivo de Bilbao… y nos llama la atención entre la documentación consultada, que una de sus esculturas, la dedicada a la Virgen, se encuentra sumergida a diez metros de profundidad en las cercanías de la costa de San Juan de Gaztelugache.
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Gracias al Tigre de Deusto como muchos lo llaman, en los anocheceres cuando se pone a llover en serio, Bilbao se parece un poco a la ciudad de la serie de televisión estadounidense Gotham, pero con un tigre bilbaíno y de hormigón, ahí es nada.